Me pregunto si hay tal cosa como el mal. Por favor, preste atención, acompáñeme, investiguemos juntos. Decimos que existen el bien y el mal. Hay envidia y amor, y afirmamos que la envidia es mala y el amor es bueno. ¿Por qué dividimos la vida llamando «bien» a esto y «mal» a aquello, creando de ese modo el conflicto de los opuestos? No es que no haya envidia, odio, brutalidad en la mente y el corazón humanos, ausencia de compasión, de amor, pero ¿por qué dividimos la vida en la cosa llamada «bien» y la cosa llamada «mal»? ¿No existe, en realidad, una sola cosa, que es una mente inatenta? Por cierto, cuando hay atención total, es decir cuando la mente está por completo atenta, alerta, vigilante, no existen cosas tales como el mal o el bien; sólo hay un estado lúcido, despierto. La bondad no es, entonces, una cualidad del ser, no es una virtud; es un estado de amor.
Cuando hay amor, no hay bien ni mal, sólo hay amor. Cuando uno ama verdaderamente a alguien, no piensa en el bien o el mal, todo su ser está lleno de ese amor. Sólo cuando se termina la atención completa, cuando cesa el amor, surge el conflicto entre lo que soy y lo que debería ser. En este caso, aquello que soy es malo, y lo que debería ser es lo que llamo bueno.
... Observe su propia mente y verá que en el instante en que deja de pensar en términos de llegar a ser alguna cosa hay una cesación de la actividad, cesación que no es estancamiento; es un estado de atención total, el cual es bondad.
22 de febrero; Obras Completas de J. Krishnamurti - Vol. VIII
¿Acaso no es usted consciente del mal? ¿No son obvias las acciones que ejerce, no es abrumador el sufrimiento que ocasiona? Quién ha creado el mal sino cada uno de nosotros? Tal como hemos creado el bien, por pequeño que fuere, así hemos creado el mal, por enorme que sea. El bien y el mal forman parte de nosotros y también son independientes de nosotros. Cuando pensamos y sentimos con estrechez mental, con envidia, odio y codicia, estamos sumando mal al mal, y éste se vuelve contra nosotros y nos desgarra. Este problema conflictivo del bien y el mal nos acompaña siempre, puesto que lo estamos creando. Se ha vuelto parte de nosotros este desear y no desear, amar y odiar, anhelar y renunciar. Estamos creando continuamente esta dualidad que mantiene atrapado el pensamiento sentimiento. Éste puede ir mucho más allá del bien y de su opuesto sólo cuando comprende su causa: el anhelo. Al comprender el mérito y el demérito, nos liberamos de ambos. Los opuestos no pueden fundirse; deben ser trascendidos mediante la disolución del anhelo. Cada opuesto debe ser examinado, investigado tan extensa y profundamente como sea posible, a través de todas las capas de la conciencia. Por obra de este examen, de esta investigación, se despierta una comprensión nueva que no es producto del anhelo ni del tiempo.
En el mundo existe el mal, al que estamos contribuyendo, tal como contribuimos al bien. El hombre parece unirse más en el odio que en el bien. Un hombre sabio se da cuenta de la causa del mal y el bien, y, comprendiéndola, libera de ella al pensamiento sentimiento.
23 de febrero; Obras Completas de J. Krishnamurti - Vol. III
Es obvio que la crisis actual en todo el mundo es excepcional, sin precedente. Ha habido crisis de diversos tipos en diferentes períodos a lo largo de la historia: crisis sociales, nacionales, políticas. Las crisis vienen y se van; hay recesiones económicas, depresiones, que llegan, se modifican y continúan en una forma distinta. Estamos familiarizados con ese proceso, lo conocemos. No hay duda de que la crisis actual es diferente, ¿verdad? Es diferente, en primer lugar, porque nos las estamos habiendo no con el dinero ni con cosas tangibles, sino con ideas. La crisis es excepcional porque se encuentra en el campo de la ideación. Estamos peleando por ideas, justificamos el asesinato; en todas partes del mundo estamos justificando el asesinato como un medio hacia un fin justo, lo cual es, de sí, inaudito. Antes, se reconocía que el mal era el mal, que el asesinato era asesinato, pero ahora el asesinato es un medio para obtener un resultado noble. El asesinato, ya sea de una sola persona o de un conjunto de personas, se ve justificado, porque el asesino o el grupo que el asesino representa, justifica ese asesinato como el modo de alcanzar un resultado que será beneficioso para el hombre. Es decir, sacrificamos el presente por el futuro, sin importar cuáles serán los medios empleados, en tanto declaremos que nuestro propósito es el de producir un resultado que beneficiará al hombre. De eso se infiere, por lo tanto, que un medio malo producirá un fin bueno, y justificamos los malos medios apelando a la ideación... Contamos con una magnífica estructura de ideas para justificar el mal, y no caben dudas de que eso carece de precedente. El mal es mal; no puede dar origen al bien. La guerra no es un medio para la paz.
24 de febrero; La libertad primera y última
La bondad carece de motivo
Si tengo un motivo para ser bueno, ¿origina bondad eso? ¿O la bondad es algo enteramente exento de este impulso deliberado de ser bueno, el cual se basa siempre en un motivo? Lo bueno, ¿es lo opuesto de lo malo, lo opuesto del mal? Todo opuesto contiene la semilla de su propio opuesto, ¿no es así? Existe la codicia y está el ideal de no codicia. Cuando la mente persigue la no codicia, cuando trata de ser no codiciosa, sigue siendo codiciosa, porque trata de ser «algo». La codicia implica desear, adquirir, expandir; y cuando la mente ve que ser codiciosa no rinde provecho, desea ser no codiciosa; de modo que el motivo es aún el mismo, o sea, el de ser o adquirir alguna cosa. Cuando la mente anhela no desear, sigue estando allí la raíz del anhelo, del deseo. En consecuencia, la bondad no es lo opuesto del mal; es un estado por completo diferente. ¿Qué es ese estado?
Obviamente, la bondad carece de motivo, ya que todo motivo se basa en el «yo», que es el movimiento egocéntrico de la mente. ¿Qué entendemos, pues, por bondad? Ciertamente, hay bondad tan sólo cuando hay atención total. La atención es sin motivo. Cuando existe un motivo para la atención, ¿hay atención? Si presto atención para adquirir algo, la adquisición, ya sea buena o mala, no es atención; es una distracción, una división. Puede haber bondad únicamente cuando hay totalidad de atención; en esa atención total no hay esfuerzo para ser o para no ser.
25 de febrero; Obras Completas de J. Krishnamurti - Vol. IX
Estaba buscando algo de luz sobre la dualidad bien y mal y me ha servido mucho lo que publicas de Krishnamurti . Muchas gracias.
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